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El café soluble instantáneo cumple 75 años

La invención del café soluble instantáneo se remonta a principios de los años 30 del siglo pasado, cuando Brasil, el gran productor de café, se encontró con un gran excedente de esta materia prima. Lo que empezó como una idea para solucionar un problema puntual se ha convertido en un producto que forma parte de los hábitos de consumo de millones de ciudadanos de todo el mundo.

Así nació el café soluble instantáneo

En 1929, el entonces Presidente de Nestlé, Louis Dapples, recibió una interesante propuesta de su antigua empresa, la Banque Française et Italienne pour l'Amérique du Sud. Tras la caída de Wall Street y el colapso de los precios del café, el banco tenía grandes cantidades de café en sus almacenes de Brasil y pidió ayuda a Nestlé para convertir esa materia prima en «cubitos de café soluble» que se disolvieran fácilmente en agua caliente y que conservaran el aroma del café tostado.

El científico Max Morgenthaler se incorporó a la Compañía para trabajar con sus investigadores y encontrar una solución. Después de tres años de investigación, descubrieron que el café con leche y azúcar en polvo conservaba su sabor durante más tiempo, aunque no se disolvía fácilmente, y que el café se conservaba durante más tiempo si se exponía a temperatura y presión elevadas.

Avanzando en sus investigaciones, el doctor Morgenthaler dedujo que el secreto para conservar el aroma del café radicaba en crear un café soluble que contuviera suficientes carbohidratos, un nuevo concepto que se alejaba de la idea original. Dos años después, empleó una técnica específica para producir café en polvo de estas características y lo presentó ante el Comité Ejecutivo de Nestlé en forma de muestras de café soluble apto para beber. Se había logrado, por primera vez en la historia, un café instantáneo, en forma de polvo soluble, que permitía la dosificación a gusto del consumidor.

Dos años después, el 1 de abril de 1938, se lanzó al mercado en Suiza el primer café soluble, producido en su fábrica de Orbe (Suiza), bajo la marca NESCAFÉ. La marca se introdujo en el Reino Unido dos meses después y, en 1939, llegó a Estados Unidos. En abril de 1940, NESCAFÉ se comercializaba ya en 30 países de todo el mundo.

En la actualidad, se consumen más de 5.500 tazas de café soluble instantáneo NESCAFÉ cada segundo, en distintas variedades formuladas para responder a los gustos y preferencias de los consumidores.

«Conmemoramos la rica historia y la herencia cultural de NESCAFÉ, el primer café soluble instantáneo del mundo, que ha sabido conservar el sabor y el aroma característicos del café. Durante los últimos 75 años, este producto ha evolucionado, pasando de ser sólo café a una amplia variedad de productos y sistemas», ha declarado Carsten Fredholm, director de la Unidad Estratégica de Bebidas de Nestlé. «NESCAFÉ está hoy presente en más de 180 países y nuestro reto es seguir creciendo en el futuro mientras seguimos liderando la industria de las bebidas a base de café», añadió.

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